lunes, 26 de septiembre de 2011

Contagio cultural II.

El pretensioso móvil.

La pretensión, la Real Academia Espanola la define como "aspiración ambiciosa o desmedida".
Yo tengo, yo ocupo, yo hago. El día a día vale la pena dependiendo no sólo de cuánto y qué tengas, sino cuánto y qué cree la gente que tienes, aspirar a tener, tener, y tener.

Cada vez más personas acceden a internet vía móvil, y es el mexicano quién mayor reemplazo de celulares registra en el mundo, pero ¿qué es lo que nos hace consumir tantos teléfonos móviles?

Hay varias opciones para poner sobre la mesa, una puede ser la más sencilla de analizar, y es la que dice que la tecnología día a día va avanzando y los gadgets se van modernizando, exponiendo nuevas necesidades tecnológicas para el hombre, lo cuál lo hace sentirse desnudo si no tiene lo último en tecnología móvil.

Otra opción puede ser, justamente, la inseguridad que se vive en México, quizás no es que el mexicano quiera tener lo más in, sino que los asaltantes y el narco, obligan al ciudadano a cambiar de teléfono como de ropa interior.

La siguiente opción quizá suena más viable dentro de los jóvenes, quienes viven esforzándose por sembrar un yo ideal en los recuerdos y pensamientos de los demás. El joven necesita tener un sentimiento de pertenencia, y no es que carezcan de personalidad y carácter, sino que en la actualidad, la cultura pretensiosa está a la orden del día, seguramente refutarán con algo: ¿cómo piensas que vamos a comunicarnos a lo largo del día sin no tenemos un smartphone?, bien, si el estudiante ocupa su celular con internet (ah, porque así como la publicidad de Telcel lo apunta, un smartphone sin internet, no tiene nada de smart.) habremos de pensar en qué ocupa el Blackberry ó iPhone, seguramente la mayor parte de kilobytes descargados no se van en consultar los periódicos en línea para cubrir la necesidad de información, sino en las famosas redes sociales que cubren otro tipo de información, se utilizan para saber qué hacen los demás, pero sobre todo, para que los demás sepan qué estamos haciendo. Otra vez, la cultura pretensiosa refuerza su posición.

Seguramente, quién tiene Twitter sabe de qué hablo, existe el típico twittero que le da retweet a todo (es decir, publica un contenido ajeno en su propia cuenta), pero el pretensioso se hace presente en las redes sociales cuando se le hace saber al público cada pequeno detalle de nuestra cotidianeidad, "Comiendo en La Condesa", "En camino al antro", "Me duele no tenerte", y típico que hay un clima hermoso, y lo más que se puede hacer es observarlo unos segundos desde la ventana, e informarle a toda la red lo lindo que es el día, aunque no se disfrute. Y más que un tono de burla, el objetivo de ésto es darse cuenta de las grandes cantidades de información basura que se adjuntan al mounstro de la Internet. Habremos de pensar en qué tanto importa que los demás se enteren del detalle de nuestro día a día, y ni pensar de la inseguridad que ello representa.

¿Uno es lo que quiere ser? ¿O será el yo ideal? ¿Porqué el joven está pidiendo a gritos atención y pertenencia?, sí, todos somos únicos e irrepetibles, y no porque seamos originales, sino que somos tantas combinaciones que suena casi imposible que haya otro personaje que tenga las raíces, la educación, los intereses y las metas exactamente iguales a las de uno. No pretendo sembrar un pesimismo en el joven, sino llamarle al pretensioso que muchas veces se tiene dentro y plantarle los pies en la tierra.

Cuando uno hace las cosas, éstas se hacen parte de uno, cada detalle que se haga o se diga, desde el momento en que deja de ser una ilusión y viene a la realidad, se adjunta al personaje que se forja día con día. Habremos de analizar qué queremos ser, y cómo lo vamos a lograr. Dejar de ser el "yo quiero" y se empezar a ser el "yo soy".

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