Por: Angelina Jiménez
“El verdadero sabio sólo es
riguroso consigo mismo, con los demás, es amable”
Plutarco
Miguel Ritota Pérez, un hombre de 38 años, canoso
desde los 20, con barba de un día y con acento jaliscience más que marcado,
llega agitado, mojado por el granizo y hambriento a su lugar de trabajo, Perrit
Plásticos, empresa levantada de casi las cenizas por su propia cuenta, desde
hace casi ya siete años.
Nacido en Nueva Jersey el siete de marzo de 1974
por una especie de casualidad, maneja casi por completo el idioma inglés,
orgulloso de su cultura mexicana-italiana, dice estar nervioso, pues según él,
no ha tenido una vida interesante, dice ser un hombre corriente con un poco de
suerte.
“No se necesita ser James Bond
para tener una vida interesante Miguel”, le digo entre burlas, “si ya
sé, pero a ver cómo te sale, como de que si intimida la semblanza”, dice,
siempre humilde y con un cigarro en la mano.
Un año y cuatro meses después de su nacimiento en
South Orange, en el estado de Nueva Jersey, sus papás y hermano menor se
mudaron a Guadalajara, lugar donde ya vivían antes de irse a Estados Unidos
para que su papá estudiara la especialidad de cardiología por cuatro años en
Nueva York, a treinta minutos de Nueva Jersey. Ya en Guadalajara, nació su
hermana, Alejandra, de ventiún años actualmente.
Su apellido paterno, Ritota, tiene su origen en
Italia, pues sus bisabuelos paternos se fueron a trabajar a Estados Unidos,
cuando su abuelo aún era bebé. Miguel no sabe italiano, su papá muy poco, pero
dice que sus abuelos si lo hablan bien, dice que aún hay cierto aporte de la
cultura italiana dentro de su educación e ideologías, “si, yo creo que todavía
queda mucho, por ejemplo mucha de la comida que hace mi papá y si no es que
toda, es italiana, bueno, y aparte, yo considero que es muy parecida a la
cultura mexicana, tienen mucho en común, la familia, la religión, disfrutan más
la vida, nos manejamos por patriarcado, yo creo que por eso no lo noto, en
cuanto a ideología y política son muy parecidas en mi opinión”.
Y su apellido materno, Pérez, no es tan mexicano
como suena, el abuelo de su mamá era japonés, pero ella y sus padres nacieron
en México, “Ósea que no tienes mucho de mexicano Miguel...” a lo que me
responde con una carcajada; “ Si cómo no, no creen cuando enseño el
pasaporte gringo, ¡como que se me sale el nopalazo!”, sus conocimientos en
el inglés se deben a que sus papás lo mandaban en el verano de chico, como de
los once a los dieciséis años, con sus abuelos en nueva Jersey, dos meses, y
también dice deberle su manejo en esa lengua a que las antenas parabólicas y el
cable no venían con subtítulos, que veía caricaturas y películas en inglés, lo
cual lo llevaba siempre un paso adelante de sus compañeros, pues en su escuela
ya tenían clases de inglés.
Al preguntarle cómo fue que su papá llego a
Guadalajara, respondió, “fue casualidad, se vino a estudiar medicina a México,
y fue cuando conoció a mi mamá, se casaron, y luego se fueron los dos a Nueva
Jersey para la especialidad de papá, y nacimos nosotros allá, también por
casualidad, dice que a su mamá nunca le había gustado Estados Unidos, pues la
gente le parecía fría, y que su papá había quedado enamorado de México.
Al preguntarle sobre sus ídolos respondió algo que
no parece ser muy común; “Julio César, por las habilidades de estratega militar
y para gobernar con toda su inteligencia, también Napoleón, en contra de todas las
habilidades físicas que tenía, cómo llegó a formar todo ese imperio, solo con
su inteligencia y mucha ambición, bueno, más bien para resumir, todo empresario
o líder que deje huella en la historia, y el santo, el luchador, el papá
claro”, dijo.
Cuando habló de sus modelos a seguir mencionó a sus
dos abuelos y a su padre, muy importantes para él, la razón es que tanto su
abuelo materno como paterno fueron personas en sus áreas, exitosas; “lo que
me gusta más, es que hicieron muchas cosas en su vida muy interesantes, llegaron
a tener algo de poder en sus buenos tiempos y la gente los recuerda muy bien”,
respondió encendiendo otro cigarrillo y acomodándose la camisa manga larga que
llevaba puesta. “¿Entonces quieres poder y trascendencia?”,
especialmente a esta pregunta le abrió mucho los ojos, se quedó pensando un
rato y respondió corta, y claramente, “Si, se podría decir, en el buen
sentido de la palabra, si lo logro, qué bueno, pero si voy a intentar por lo
menos yo al máximo, en todo lo que pueda, no sé si ellos ( sus abuelos y papá)
lo buscaron, a lo mejor lo lograron sin quererlo”, dijo mientras esbozaba
una sonrisa.
Cruzando la pierna y viendo sus uñas, volteó
rápidamente y respondió a la siguiente pregunta; diciéndome entre líneas, la
regla que viene siguiendo en su vida, por qué cosas quiere ser recordado; “ es
una cuestión mía, es como para decir de cierta manera que uno no desperdicia su
vida, siempre digo yo que más vale ser protagonista en la vida y no aficionado,
es, como si uno hace un negocio propio tiene muchas dificultades, pero la
ventaja es que eres tu propio jefe y nadie te dice lo que haces, si trabajas
para alguien, tienes un poco más de seguridad, pero tu trabajo depende de otros
que probablemente no sean los mejores para juzgar, no digo que cualquiera sea
malo, pero para mí es muy importante la independencia” .
Miguel dice que siempre quiso tener su propio
negocio, a sabiendas de que era muy difícil, estudió comercio internacional en
el ITESO, y en un momento difícil, mientras él trabajaba para Perrit, su tío,
socio de la empresa y gerente general, bajó la guardia y se rindió, el papá de
Miguel le propuso algo que cambiaría su vida, “me dijo que si quería
quedarme con la empresa y encargarme a ver si la podía sacar adelante, en
cuatro años de dos empleados ya pase a trece, y creció en ventas cuatro veces
más, y ya, pues me gustó, no sé si soy bueno en lo que hago, a lo mejor fue
pura chiripa, ¡pero qué buena chiripa!”
Su tío, a su parecer, estaba cometiendo errores, y
Miguel le dijo que tenía potencial si la manejaban bien (la empresa), y como su
tío ya no quería saber más, le dijo que le intentara como prueba, y cuando ya
funcionó el avance, la cambiaron de propietario, no sin antes algunos
conflictos, el tío quería cerrar Perrit y venderla, pero el papá de Miguel era
el socio mayoritario y le compró sus acciones cuando la empresa no valía nada,
el tío se fué no sin antes decirle que no iba a durar ni dos meses antes de que
llevara la empresa a la quiebra; “pero lo callé, llevo ya siete años siendo
propietario, me apoyaron, pero sin muchas esperanzas, por la situación en la
que me dejaron la empresa, ahora que estoy sacando cuentas, llevo doce años en
la empresa, cinco de empleado y desde abajo, haciendo todo lo que se hace en
producción, desde barrer, hasta las ventas, aunque también estuve en Perrit
cuando era estudiante, me gradué y me salí, para después volver”.
Quién diría en aquel entonces, que el muchacho que
barría el piso se convertiría en el dueño no muchos años después. Dice que todo
fue de repente, respecto al momento en que se vió propietario y las
dificultades que se le presentaban y se le siguen presentando dijo con mirada
soñadora, como recordando; “ Siempre creí que iba a tener una empresa, pero
cuando me la dejaron y tenía 30, si me quedé muy sacado de onda, fué muy rápido
todo, cuando menos me dí cuenta ya la tenía, era muy difícil, a los clientes y
las empresas les cuesta trabajo tenerle confianza con su producto a una persona
relativamente joven, se sacan de onda por la edad, no confían mucho, pero
cuando les das lo que piden, ya después es muy fácil, te tienen cierto respeto”
y hasta una mueca se le plasmó en la cara cuando mencionó eso, dice también que
para ganarse la confianza de los clientes, tienes que tenerles lo que piden en
tiempo y forma, con calidad, sencillamente ser responsable y darle al cliente
lo que pide, siempre intentando darle el mejor producto.
Cierta tensión se notaba en sus hombros cuando
respondió a la interrogante de sus sentimiento hacia la empresa, la
responsabilidad más grande que lleva consigo, la cual describió humilde y
sutilmente; “...el golpe más difícil, es cuando sabes que familias enteras
dependen de tus decisiones, es cuando sabes que si haces un error, familias se
quedan sin sus ingresos, también empresas dependen de tí, si tu fallas,
detienes líneas de producción y causas muchos problemas en la cadena de
fabricación de un producto sólo por el empaque, pero al final del día cuando lo
logras es padre, pero hoy en día a cómo está la situación económica es un
estrés constante el llevarla adelante y más sin el apoyo del gobierno, sin
apoyos para luz, gasolina, impuestos, nada de apoyo como en otros países”.
Fué una sorpresa el darse por enterado que es
cierto, nuestro gobierno no ha cumplido con la promesa de levantar y ayudar a
chicas y medianas empresas, “ es difícil, como que te dicen que le hagas
como puedas, más bien uno se apoya entre los mismos clientes y proveedores, el
gobierno sólo ayuda a las empresas multinacionales, cuando las micro y medianas
empresas vienen generando el 90% de los empleos en México”, ahora podemos
comprender cómo se estresan y sacan adelante sus empresas los mexicanos, y
vemos porqué en el mismo año vienen cayendo en quiebra la mayoría de los
negocios nuevos, mexicanos claro.
Después de varios cigarrillos y algunas llamadas,
le da un sorbo a su café y dice que a pesar de esas dificultades, una de las
cosas más difíciles, es el tratar con los empleados, dice que predecir el
comportamiento de las personas es difícil, debes ser duro sin dejar el lado
humano; “ el que seas patrón es una cosa, el que te hagan caso, es otra, te
lo tienes que ganar, que te tengan confianza para que te aprecien como jefe,
pero al mismo tiempo no ser blanco porque todo se va fuera de borda”.
También dice que ha habido veces que quiere
rendirse, como todos, pero siempre salen los pequeños detalles que te hacen
seguir adelante, que saca el instinto de lucha que está dentro de uno, y que
siempre cuenta con el apoyo de familiares y amigos, “Cuento con ellos,
incondicionalmente, y también con los trabajadores, en eso he sido muy suertudo
en mi vida, no me falta apoyo”
Dicen que el que se arrepiente no sabe lo que
tiene, y para defender esto sale su opinión a la luz; “Hasta eso que yo no me
arrepiento de nada en mi vida, pienso que todo es para evolucionar o construirnos
como personas, bueno, solo me arrepiento del hábito de fumar, pero de una
manera y otra no debo de estar fumando en unos meses, es difícil, pero lo estoy
intentando” dijo un poco sonrojado y entre risas, apagando su cigarro en el
cenicero de cristal.
Ahora, ¿Miguel en realidad ha batallado?, “ Creo
que tuve una infancia feliz, hasta cierto punto privilegiada, económicamente y
con mis experiencias, he tenido la oportunidad de vivir muchísimas cosas que no
todo mundo puede, de todo tipo, viajé mucho, tengo amigos de muchos años,
oportunidades de estar en lugares y situaciones que no mucha gente ha estado,
trabajé desde los 15 porque mi papá me obligó, ganaba poco, pero para tener 15
era mucho para una persona de esa edad, siempre me gusto la libertad que
causaba ese dinero extra”
Sobre sus satisfacciones, sus cumplimientos, sobre
requerimientos establecidos laboral y personalmente, fue conciso y limpio en su
comentario, dice que cuando algo le sale bien , siente placer y contento, “es
una sensación muy buena, un ¡lograste algo!, hasta se siente uno importante, de
cierta manera, en lo que uno hace, y personalmente, mi familia directa, mi esposa
y mis amigos, son mis mayores satisfacciones.”
Miguel Ritota, cree en Dios, dice que por decidia
no va a misa, pero que cree en él, en este momento se encuentra trabajando y
acaba de terminar una casa para ella y su esposa, con la cual lleva apenas un
año de casados, y sobre esto dice que su plan es tener dos hijos, éxito en el
trabajo “ ...y Dios quiera, vivir con ciertos lujos, arriba de eso, todo es
ganancia”. He ahí como un hombre que piensa que tiene una vida común ha
llegado a estar donde está, con ilusiones, lucha y esfuerzo, digno de
admiración, y todo esto, sin necesidad de ser James Bond.
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