jueves, 7 de junio de 2012

Una semblanza, un empresario.



Por: Angelina Jiménez

“El verdadero sabio sólo es riguroso consigo mismo, con los demás, es amable”
Plutarco
Miguel Ritota Pérez, un hombre de 38 años, canoso desde los 20, con barba de un día y con acento jaliscience más que marcado, llega agitado, mojado por el granizo y hambriento a su lugar de trabajo, Perrit Plásticos, empresa levantada de casi las cenizas por su propia cuenta, desde hace casi ya siete años.
Nacido en Nueva Jersey el siete de marzo de 1974 por una especie de casualidad, maneja casi por completo el idioma inglés, orgulloso de su cultura mexicana-italiana, dice estar nervioso, pues según él, no ha tenido una vida interesante, dice ser un hombre corriente con un poco de suerte.
“No se necesita ser James Bond para tener una vida interesante Miguel”, le digo entre burlas, “si ya sé, pero a ver cómo te sale, como de que si intimida la semblanza”, dice, siempre humilde y con un cigarro en la mano.
Un año y cuatro meses después de su nacimiento en South Orange, en el estado de Nueva Jersey, sus papás y hermano menor se mudaron a Guadalajara, lugar donde ya vivían antes de irse a Estados Unidos para que su papá estudiara la especialidad de cardiología por cuatro años en Nueva York, a treinta minutos de Nueva Jersey. Ya en Guadalajara, nació su hermana, Alejandra, de ventiún años actualmente.
Su apellido paterno, Ritota, tiene su origen en Italia, pues sus bisabuelos paternos se fueron a trabajar a Estados Unidos, cuando su abuelo aún era bebé. Miguel no sabe italiano, su papá muy poco, pero dice que sus abuelos si lo hablan bien, dice que aún hay cierto aporte de la cultura italiana dentro de su educación e ideologías, “si, yo creo que todavía queda mucho, por ejemplo mucha de la comida que hace mi papá y si no es que toda, es italiana, bueno, y aparte, yo considero que es muy parecida a la cultura mexicana, tienen mucho en común, la familia, la religión, disfrutan más la vida, nos manejamos por patriarcado, yo creo que por eso no lo noto, en cuanto a ideología y política son muy parecidas en mi opinión”.
Y su apellido materno, Pérez, no es tan mexicano como suena, el abuelo de su mamá era japonés, pero ella y sus padres nacieron en México, “Ósea que no tienes mucho de mexicano Miguel...” a lo que me responde con una carcajada; “ Si cómo no, no creen cuando enseño el pasaporte gringo, ¡como que se me sale el nopalazo!”, sus conocimientos en el inglés se deben a que sus papás lo mandaban en el verano de chico, como de los once a los dieciséis años, con sus abuelos en nueva Jersey, dos meses, y también dice deberle su manejo en esa lengua a que las antenas parabólicas y el cable no venían con subtítulos, que veía caricaturas y películas en inglés, lo cual lo llevaba siempre un paso adelante de sus compañeros, pues en su escuela ya tenían clases de inglés.
Al preguntarle cómo fue que su papá llego a Guadalajara, respondió, “fue casualidad, se vino a estudiar medicina a México, y fue cuando conoció a mi mamá, se casaron, y luego se fueron los dos a Nueva Jersey para la especialidad de papá, y nacimos nosotros allá, también por casualidad, dice que a su mamá nunca le había gustado Estados Unidos, pues la gente le parecía fría, y que su papá había quedado enamorado de México.
Al preguntarle sobre sus ídolos respondió algo que no parece ser muy común; “Julio César, por las habilidades de estratega militar y para gobernar con toda su inteligencia, también Napoleón, en contra de todas las habilidades físicas que tenía, cómo llegó a formar todo ese imperio, solo con su inteligencia y mucha ambición, bueno, más bien para resumir, todo empresario o líder que deje huella en la historia, y el santo, el luchador, el papá claro”, dijo.
Cuando habló de sus modelos a seguir mencionó a sus dos abuelos y a su padre, muy importantes para él, la razón es que tanto su abuelo materno como paterno fueron personas en sus áreas, exitosas; “lo que me gusta más, es que hicieron muchas cosas en su vida muy interesantes, llegaron a tener algo de poder en sus buenos tiempos y la gente los recuerda muy bien”, respondió encendiendo otro cigarrillo y acomodándose la camisa manga larga que llevaba puesta. “¿Entonces quieres poder y trascendencia?”, especialmente a esta pregunta le abrió mucho los ojos, se quedó pensando un rato y respondió corta, y claramente, “Si, se podría decir, en el buen sentido de la palabra, si lo logro, qué bueno, pero si voy a intentar por lo menos yo al máximo, en todo lo que pueda, no sé si ellos ( sus abuelos y papá) lo buscaron, a lo mejor lo lograron sin quererlo”, dijo mientras esbozaba una sonrisa.
Cruzando la pierna y viendo sus uñas, volteó rápidamente y respondió a la siguiente pregunta; diciéndome entre líneas, la regla que viene siguiendo en su vida, por qué cosas quiere ser recordado; “ es una cuestión mía, es como para decir de cierta manera que uno no desperdicia su vida, siempre digo yo que más vale ser protagonista en la vida y no aficionado, es, como si uno hace un negocio propio tiene muchas dificultades, pero la ventaja es que eres tu propio jefe y nadie te dice lo que haces, si trabajas para alguien, tienes un poco más de seguridad, pero tu trabajo depende de otros que probablemente no sean los mejores para juzgar, no digo que cualquiera sea malo, pero para mí es muy importante la independencia” .
Miguel dice que siempre quiso tener su propio negocio, a sabiendas de que era muy difícil, estudió comercio internacional en el ITESO, y en un momento difícil, mientras él trabajaba para Perrit, su tío, socio de la empresa y gerente general, bajó la guardia y se rindió, el papá de Miguel le propuso algo que cambiaría su vida, “me dijo que si quería quedarme con la empresa y encargarme a ver si la podía sacar adelante, en cuatro años de dos empleados ya pase a trece, y creció en ventas cuatro veces más, y ya, pues me gustó, no sé si soy bueno en lo que hago, a lo mejor fue pura chiripa, ¡pero qué buena chiripa!”
Su tío, a su parecer, estaba cometiendo errores, y Miguel le dijo que tenía potencial si la manejaban bien (la empresa), y como su tío ya no quería saber más, le dijo que le intentara como prueba, y cuando ya funcionó el avance, la cambiaron de propietario, no sin antes algunos conflictos, el tío quería cerrar Perrit y venderla, pero el papá de Miguel era el socio mayoritario y le compró sus acciones cuando la empresa no valía nada, el tío se fué no sin antes decirle que no iba a durar ni dos meses antes de que llevara la empresa a la quiebra; “pero lo callé, llevo ya siete años siendo propietario, me apoyaron, pero sin muchas esperanzas, por la situación en la que me dejaron la empresa, ahora que estoy sacando cuentas, llevo doce años en la empresa, cinco de empleado y desde abajo, haciendo todo lo que se hace en producción, desde barrer, hasta las ventas, aunque también estuve en Perrit cuando era estudiante, me gradué y me salí, para después volver”.
Quién diría en aquel entonces, que el muchacho que barría el piso se convertiría en el dueño no muchos años después. Dice que todo fue de repente, respecto al momento en que se vió propietario y las dificultades que se le presentaban y se le siguen presentando dijo con mirada soñadora, como recordando; “ Siempre creí que iba a tener una empresa, pero cuando me la dejaron y tenía 30, si me quedé muy sacado de onda, fué muy rápido todo, cuando menos me dí cuenta ya la tenía, era muy difícil, a los clientes y las empresas les cuesta trabajo tenerle confianza con su producto a una persona relativamente joven, se sacan de onda por la edad, no confían mucho, pero cuando les das lo que piden, ya después es muy fácil, te tienen cierto respeto” y hasta una mueca se le plasmó en la cara cuando mencionó eso, dice también que para ganarse la confianza de los clientes, tienes que tenerles lo que piden en tiempo y forma, con calidad, sencillamente ser responsable y darle al cliente lo que pide, siempre intentando darle el mejor producto.
Cierta tensión se notaba en sus hombros cuando respondió a la interrogante de sus sentimiento hacia la empresa, la responsabilidad más grande que lleva consigo, la cual describió humilde y sutilmente; “...el golpe más difícil, es cuando sabes que familias enteras dependen de tus decisiones, es cuando sabes que si haces un error, familias se quedan sin sus ingresos, también empresas dependen de tí, si tu fallas, detienes líneas de producción y causas muchos problemas en la cadena de fabricación de un producto sólo por el empaque, pero al final del día cuando lo logras es padre, pero hoy en día a cómo está la situación económica es un estrés constante el llevarla adelante y más sin el apoyo del gobierno, sin apoyos para luz, gasolina, impuestos, nada de apoyo como en otros países”.
Fué una sorpresa el darse por enterado que es cierto, nuestro gobierno no ha cumplido con la promesa de levantar y ayudar a chicas y medianas empresas, “ es difícil, como que te dicen que le hagas como puedas, más bien uno se apoya entre los mismos clientes y proveedores, el gobierno sólo ayuda a las empresas multinacionales, cuando las micro y medianas empresas vienen generando el 90% de los empleos en México”, ahora podemos comprender cómo se estresan y sacan adelante sus empresas los mexicanos, y vemos porqué en el mismo año vienen cayendo en quiebra la mayoría de los negocios nuevos, mexicanos claro.
Después de varios cigarrillos y algunas llamadas, le da un sorbo a su café y dice que a pesar de esas dificultades, una de las cosas más difíciles, es el tratar con los empleados, dice que predecir el comportamiento de las personas es difícil, debes ser duro sin dejar el lado humano; “ el que seas patrón es una cosa, el que te hagan caso, es otra, te lo tienes que ganar, que te tengan confianza para que te aprecien como jefe, pero al mismo tiempo no ser blanco porque todo se va fuera de borda”.
También dice que ha habido veces que quiere rendirse, como todos, pero siempre salen los pequeños detalles que te hacen seguir adelante, que saca el instinto de lucha que está dentro de uno, y que siempre cuenta con el apoyo de familiares y amigos, “Cuento con ellos, incondicionalmente, y también con los trabajadores, en eso he sido muy suertudo en mi vida, no me falta apoyo”
Dicen que el que se arrepiente no sabe lo que tiene, y para defender esto sale su opinión a la luz; “Hasta eso que yo no me arrepiento de nada en mi vida, pienso que todo es para evolucionar o construirnos como personas, bueno, solo me arrepiento del hábito de fumar, pero de una manera y otra no debo de estar fumando en unos meses, es difícil, pero lo estoy intentando” dijo un poco sonrojado y entre risas, apagando su cigarro en el cenicero de cristal.
Ahora, ¿Miguel en realidad ha batallado?, “ Creo que tuve una infancia feliz, hasta cierto punto privilegiada, económicamente y con mis experiencias, he tenido la oportunidad de vivir muchísimas cosas que no todo mundo puede, de todo tipo, viajé mucho, tengo amigos de muchos años, oportunidades de estar en lugares y situaciones que no mucha gente ha estado, trabajé desde los 15 porque mi papá me obligó, ganaba poco, pero para tener 15 era mucho para una persona de esa edad, siempre me gusto la libertad que causaba ese dinero extra”
Sobre sus satisfacciones, sus cumplimientos, sobre requerimientos establecidos laboral y personalmente, fue conciso y limpio en su comentario, dice que cuando algo le sale bien , siente placer y contento, “es una sensación muy buena, un ¡lograste algo!, hasta se siente uno importante, de cierta manera, en lo que uno hace, y personalmente, mi familia directa, mi esposa y mis amigos, son mis mayores satisfacciones.”
Miguel Ritota, cree en Dios, dice que por decidia no va a misa, pero que cree en él, en este momento se encuentra trabajando y acaba de terminar una casa para ella y su esposa, con la cual lleva apenas un año de casados, y sobre esto dice que su plan es tener dos hijos, éxito en el trabajo “ ...y Dios quiera, vivir con ciertos lujos, arriba de eso, todo es ganancia”. He ahí como un hombre que piensa que tiene una vida común ha llegado a estar donde está, con ilusiones, lucha y esfuerzo, digno de admiración, y todo esto, sin necesidad de ser James Bond.

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