lunes, 30 de noviembre de 2009

Sencillamente Típico.

Por: Angelina Jiménez.

Huele a café, el clima está fresco, el logo de un tocadiscos antiguo plasmado en una tela negra cuelga brillante del escenario, es 24 de Octubre del 2009 y hay personas que llegan y se sientan, por casualidad o voluntad, a ver a Fernández Fierro, una orquesta participante del Festival Internacional Cervantino sede Hermosillo.

“Se invita a las personas que están en la plaza Zaragoza y sus alrededores a que vengan a la plaza Alonso Vidal a ver a la banda, la orquesta Fernández Fierro, esta es, segunda llamada” expresaba alegremente el animador.

Son las 8:25 de la noche y pasan las personas, jóvenes con cocteles de elote, niños jugando entre sí, y gente apresurada empujando a otra, las luces bajan y el animador da la bienvenida, el Festival Internacional Cervantino (FIC) tiene como escenario principal la ciudad de Guanajuato, fundada en 1546, declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad (1988), el FIC tiene una sede en Hermosillo por primera vez, y los hermosillenses parecen estar siendo entusiastas en éste y demás eventos.

Por primera ocasión Hermosillo se convierte en una extensión oficial de este magno evento, la gente está reunida siendo parte de más del millón de espectadores de todo el mundo, y los que lo ven por televisión forman parte de los más de 120 millones de televidentes del FIC alredor del globo terráqueo.

Arte y cultura, sí, pero ya empiecen

La Orquesta Fernández Fierro es una formación musical proveniente de Argentina, viene a renovar la escena tanguera como una ventana social que invita a la reflexión, y al público parece cansarle reflexionar, pues piden a gritos que ya empiecen a tocar.

“Señoras y señores, con ustedes, la banda típica Fernández Fierro, tercera llamada” cuenta el animador mientras se escucha una melodía de fondo cada vez más clara, pues el ruido de la gente va disminuyendo, ansiosos por oír ya a la orquesta tanguera.

La gente que hace fila para cierta cafetería se desespera más, pues hay muchas personas junto a las sillas, las cuales parecen invitarlos a sentarse como no queriendo la cosa. A los lados del escenario hay unas pantallas digitales que van transmitiendo imágenes del FIC y algunas publicitarias.
“Como cualquier otro evento que se realiza en vivo, nunca estamos exentos de problemas e imprevistos, rogamos su paciencia” dijo el animador, al parecer tranquilo. Se rompió una cuerda de uno de los instrumentos más importantes, la gente medio aplaudió y al no ver avances dejó de hacerlo.

El escenario parece un baile de sombras y las pantallas unas bolas disco, pues tienen fallas e interrumpen su transmisión cada tantos segundos, la música de fondo aún se escucha y el público sigue tranquilo.

Ahora sí, ya empezó

Se escucha cómo la música de fondo, entre reggae y jazz, va disminuyendo el volumen, las luces se encienden con un tono blanco descubriendo siluetas con artefactos, y empieza la orquesta.

Un sonido entre nostálgico y misterioso emana de los intrumentos, todos juntos van, las figuras y las ahora ya luces púrpuras, son las 8:45 y la orquesta parece estar deleitando con su sonido los oídos de los presentes, el tono de la melodía sube y el tango se hace más claro, las luces intercalan su color con el azul mientras parecen danzar alrededor de las siluetas que hacen posible la única música que puede escucharse seguro que a varias cuadras alrededor. Se termina la primera pieza.

“Íjole, ya casi me los acabo” dice un señor que llega agitado dándole a su dama acompañante una bolsa casi transparente por la grasa con churros azucarados, la mujer toma uno con apenas dos dedos y cierra la bolsa con velocidad, como por instinto, pues una anciana indigente va empujando y como queriendo pedir algo con cada persona que tropieza en su tambalear, una niña se asusta y toma a su padre de la mano, que trae consigo un par de patinesde color azul en la otra.

La música sigue, conmoviendo a más de uno y los baños portátiles parecen ya estarse empezando a llenar, “ya vámonos, nos trae más beneficio caminar” dice una mujer a su compañero, quienes no tenian mucho tiempo presentes escuchando.

El vocalista empieza a cantar, es un hombre con un pequeño afro vestido de rojo y verde, con una corbata blanca y un par de gafas oscuras, interpretando la letra como emborrachándose de ella, su voz un tanto golpeada hace que el público le preste más atención, cuando acaba la pieza se agacha y suelta los brazos, como muerto de cansancio.
¿Ya, tan rápido?

“¡Buenas noches México! ¡buenas noches Sonora! ¡buenas noches Hermosillo! Ésta es la banda Fernández Fierro, muchas gracias, ¡adiós!” dijo el vocalista con el particular tono argentino, a lo que un hombre del público alcanzó a gritar “¡¿porqué adiós?!”, las risas surgieron y la música empezó otra vez.

El violinista parece deshacerse con la música que está creando, sonríe como apasionado y con los ojos cerrados se envuelve en los sonidos, son las 9 de la noche y la música sigue entusiasmando a la audiencia con cada una de sus piezas, el vocalista agradece en el término de éstas y la gente siempre aplaude.

Los hombres del staff pasan velozmente de aquí para allá, los baños parecen estarse ya desahogando, llega una ambulancia con las luces prendidas, anunciándose, se estaciona y un parámedico sale de la parte de atrás, y se va con los de enfrente a platicar. La tesorería municipal parece muerta al lado de la fila del cfe, cada vez más larga, hay perros caminando por los alrededores y un joven montado en su bicicleta, fijo, observando.

“Hola chavitos, chavitas, cuates, ¡gracias por no arrojar elementos contundentes al escenario!” anunció el vocalista al tiempo que la gente reía y aplaudía, el hombre comentó que un día anterior estuvieron en Puerto Peñasco y al día siguiente se irían a perder al Distrito Federal. 9:15 y empieza otra pieza, el público sentado y de pie, sigue atento a la combinación de sonidos.

El tango puro se escucha con la presente melodía, y el vocalista camina a través del escenario para pasarle el microfóno a otro hombre, que habla bajo y solo se escuchó una frase que dijo, “soy de pocas palabras”, la gente rió.

Esto se esta grabando

Hay dos fotógrafos, un par de niños que educadamente dicen “con permiso” para seguir corriendo uno tras el otro. “¡La cosa ejtá que arde!” grita un hombre mayor que parece estar bajo la influencia de unas cuántas cervezas, alegre empieza a aplaudir y gritar que no quiere irse, la esposa le quita el abrazo y le murmura algo al tiempo que la joven a su lado solo ríe y platica con ellos.

El evento está siendo grabado, atrás del público están unas luces profesionales y una cámara de video, y hombres operando debajo de una carpa color azul. El cantante menciona que graban este evento con el fin de sacar un disco en vivo, hay personas que saludan a la cámara, el cantante se voltea al tiempo que canta y trae su corbata al revés, de manera que le da la espalda al público pero su corbata sigue 'de frente'.

Son las 9:30, “¡levanten la mano los que quieren que se quede la orquesta!” casi todo el público levanta la mano, el hombre se despide por primera vez y desaparece una vez del escenario, a los segundos vuelve con una camisa nueva y cuando termina de cantar vuelve a parecer un títere caído, con los brazos flojos y el cuerpo agachado.

El público pide 'corrientes y esmeralda' un tango puro, inicia la pieza y la gente sigue entusiasmada, pasan personas por todos lados y policías comiendo coctel de elote, el vocalista agradece a todos, incluídos los encargados de las luces y hasta el chofer que los atendió, se despide, grita vivazmente “¡que viva el chavo del ocho y su bonita vecindad, una religión en Argentina!”.

Se despide por tercera vez, el público pide otra, el hombre tomó un disco compacto con su caja y la gente se paró, el cantante se puso de espaldas y lo tiró al azar, son las 9:50, se recogen cables y algunas personas se van, otras se sientan a escuchar la última pieza.

El cantante bromea mientras canta y se escucha una risa estruendosa de parte del público, las luces ahora son rosas y azules, la música se torna suave y va bajando de volumen, “Les agradecemos muchísimo su presencia, ¡gente bonita!” la gente aplaude con alegría, los han dejado complacidos.

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